Entre las propiedades de la arcilla podemos decir que es:
desintoxicante, antiinflamatoria, descongestionante, depurativa, refrescante, calmante, antibiótica, cicatrizante, hidratante, inmunoestimuladora, desinfectante, tonificante, reguladora de múltiples funciones del organismo, etc.
Remineralizarte: esta propiedad varia en función de los oligoelementos que posee, siendo algunas clases de arcillas más remineralizantes que otras.
Cicatrizante: asegura la regeneración de los tejidos y permite reducir las cicatrices gracias al silicato de aluminio que existe en su composición.
Estimulante: la presencia de abundantes oligoelementos permite una acción de reequilibrio y estimulación de la piel. Despierta la actividad de las glándulas deficientes, regulando nuestro metabolismo y equilibra el exceso de energía.
Antiséptica o antibacteriana: a diferencia de los fármacos, cuya acción no distingue entre sustancias benéficas y nocivas para nuestro organismo, la arcilla es una sustancia viva que actúa donde se necesita. Asimismo detiene la proliferación de microbios y los elimina, favoreciendo la regeneración de la célula sana.
Absorbente: la absorción es la fijación de un líquido o de un gas en el interior de la arcilla, a la manera en que una esponja absorbe agua. Por tanto la arcilla absorbe sustancias tóxicas del cuerpo, de alimentos sólidos y líquidos.
Adsorbente: la adsorción es la fijación de una sustancia en la superficie de la arcilla, de la que dependen sus propiedades antisépticas, antiinflamatorias y antivenenosas.
Depurativa: por su capacidad de drenar y evacuar toxinas..
Cubriente: la arcilla humedecida forma una película en la superficie de la piel, siendo suave, cremosa y de fácil extensión. Hemos de recordar que una de las cualidades más destacadas de la arcilla es su plasticidad (capacidad para ser moldeada) y fue por esta cualidad que, según la Biblia, Dios la eligió para dar forma al cuerpo del hombre.
Sedante: calma dolores, inflamaciones, edemas y úlceras, siendo muy eficaz en el tratamiento de golpes, heridas, quemaduras, picaduras e irritaciones así como en contracturas musculares.